Mar de Ajó en invierno
Fui a Mar de Ajó durante años, desde mi niñez hasta el fin de mi adolescencia. Pasaba todo el verano allá.
Eso tenía su lado bueno y su lado malo. Por un lado podía disfrutar de un lugar con playa, jugar al voley muchas horas todos los días, salir de noche en un lugar con cero inseguridad en aquellos años y por otro lado, durante mucho tiempo no conocí nuevos lugares. Además iba a trabajar en un emprendimiento familiar, por más que tuviese tiempo para hacer otras cosas, debía trabajar.
Por lo dicho, mi visión del lugar está afectada por aquella situación, lo que sesga mi opinión.
En este invierno de 2016 decidí ir a pasar unos días, ya que hacía muchos años que no iba por más de una o dos noches.
Me encontró un invierno muy frío y con una tormenta feroz durante los días que estuve. Mis reflexiones no serán estrictamente de este viaje, sino en general del lugar.
Como llegar a Mar de Ajó desde Buenos Aires
Mar de ajó de encuentra a unos 360 km de Buenos Aires.
El camino más seguro para ir al Partido de la Costa es por la autopista Buenos Aires-La Plata hasta Hudson, luego Ruta Provincial 2 hasta Dolores, donde hay que tomar la Ruta Provincial 63 hasta empalmar con la Ruta Provincial 11 que te llevará sin escalas hasta la rotonda misma de Mar de Ajo.
El estado general de la ruta es muy bueno. Aunque considerando el gran flujo de autos que van a la costa atlántica resulta increíble que todavía todo el recorrido no tenga 2 carriles por mano.
Lo que me gusta de Mar de Ajó
Mar de Ajó en invierno me gusta porque no hay mucha gente y su dinámica es de pueblo tranquilo. Todo se puede resolver caminando pocas cuadras, el auto prácticamente no lo usé estando allá.
Es un lugar tranquilo, ideal para ir a trabajar en alguna actividad que requiera mucha concentración. Yo llevé mi notebook, mi guitarra y varios libros.
En el centro la conexión 4G del celular me funcionó perfectamente bien para poder trabajar con acceso veloz a Internet desde la notebook. Evidentemente hicieron una buena inversión en infraestructura, al menos para la zona céntrica. Como yo estuve trabajando durante mi estadía, una buena conexión a Internet era absolutamente prioritaria.
Lo que no me gusta de Mar de Ajó
Desde mi punto de vista esta ciudad, al igual que otras que se ofrecen como un destino turístico, tiene un claro problema de posicionamiento. El destino es un «producto» y como tal debe ofrecer un posicionamiento claro y coherente respecto a cuál es su estrategia.
Ese posicionamiento a veces surge naturalmente por iniciativa privada y en otros caso es impulsado desde el Estado. En este caso no sucede ni una cosa, ni la otra. Entonces, se presenta como una ciudad que buscaría recibir visitantes locales (principalmente de Buenos Aires y alrededores), un tranquilo lugar familiar accesible a presupuestos ajustados.
Sin embargo, en contraposición con eso, se encuentra (en verano) locales con música en la vereda hasta las 3 o 4 de la mañana, lo que claramente se riñe con la idea de destino familiar para descansar. Dependiendo del tipo de cambio de Argentina, que es un país que va transitando su vida entre crisis y crisis económica, puede resultar más caro que Brasil.
La playa es mala (como todas las playas argentinas), el agua es fría y es muy habitual que haya mucho viento.
En lo personal no me gustan los destinos muy familiares, me gustan los niños, pero como elementos aislados, cuando superan cierto volumen ya me resultan molestos. Obviamente eso no es un problema del lugar, sino una elección mía.
Otra cosa que no me gusta de Mar de Ajó es que los argentinos tienen por costumbre colocar carpas en la playa (decenas, ¡cientos de carpas!). Estas carpas, sumadas a las que el municipio otorga en concesión hacen que la playa quede minada de elementos extraños que contaminan la belleza de una visual originariamente agradable.
Siempre recordaré un verano en el que fui con la única expectativa de descansar una semana, no le pedía más que eso al lugar. Durante el día iba a la playa, me sentaba mirando el mar, disfrutaba de un libro o escuchaba música.
Sin embargo, en forma sistemática la playa se iba minando de carpas que iban bloqueando mi vista al mar, hasta crear una auténtica línea Maginot con escaso acceso a la vista inicial. Niños corriendo que al grito de «madre, madre» arrojaban arena sobre mí y lo que es peor, una secuencia sin solución de continuidad de vendedores ambulantes que a viva voz ofrecen sus productos, del que se destaca, sin temor a equivocarme, el inefable pirulinero.
Por la noche mi suerte no fue mejor, desde el piso alto en el que estaba escuchaba como si estuviese al lado mío la música que emitían a 100 metros, situación que se prolongaba hasta la madrugada.
En síntesis, como lugar para salir a divertirse no sirve, como lugar para ir a descansar tampoco. Al menos para los parámetros que yo tengo de diversión y descanso y en verano, en invierno es otra cosa.
Algo que nunca me gustó de Mar de Ajó es que sus habitantes gustan del asfalto. A diferencia de destinos como Cariló o Mar de las Pampas, que preservaron la ciudad con una mayor armonía con la naturaleza, acá asfaltaron todo, todo lo que pudieron.
Parece tener una aspiración de ciudad desarrollada, cosa que nuevamente se riñe, según mi criterio, con la idea de ser un lugar tranquilo y familiar para ir a descansar. Tener muchos autos desplazándose por una calle asfaltada (que para colmo en verano se convierte en un grill gigante) no es mi idea de lugar tranquilo.
Lugares para visitar
Mar de Ajó se emplazó donde ocurrió en 1880 el naufragio del Margaretha, un barco de madera que durante muchos años se podía ver en días de gran bajante, pero al ser de madera sus restos desaparecieron.
El Karnak es otro barco hundido, se encuentra a unos kilómetros hacia el sur, cerca de Punta Médanos, se puede algo del casco, ya que era de hierro.
Como dije, la playa es su atractivo principal. Es bastante amplias, sin destacarse de otras igualmente malas de la costa atlántica argentina.
El color varía, entre un color más claro a un poco atractivo color leonino (o marrón caca), típico del Río de la Plata (eso depende de donde predomina la marea y el viento).
Durante todo el año la playa céntrica tiene sombra al atardecer ya que los inteligentes e incorruptibles concejales tuvieron la brillante idea de permitir la construcción de edificios altos en la costanera. Otra cosa que va contra el posicionamiento de la ciudad. Si la idea es promocionar un destino turístico y su mayor atractivo es la playa, ¿porqué degradarla con la sombra? sería bueno preguntarle a los gobernantes de la zona. Para mi es una estupidez absoluta.
Para quien gusta de la pesca hay un muelle, icono del lugar. Allí pasé muchas noches de pesca con un gran amigo, en mi adolescencia.
Hay un casino, otra cosa que a mi no me atrae, pero allí está. Lo mismo que el autódromo, nunca fui, pero allí está.
En noviembre está la fiesta de la corvina rubia, incluso eligen a la reina de la corvina rubia (no es joda).