Mar de Ajó post cuarentena
Durante el mes de enero decidí hacer unos días de teletrabajo desde Mar de Ajó. Luego de tantos meses de cuarentena, todos los medios hablando las 24 horas sobre el mismo tema y titulares del estilo “descontrol en la costa”, donde se hablaba de “aglomeraciones en las playas”, etc., no sabía exactamente con lo que me iba a encontrar. Por eso quiero compartir con ustedes la experiencia, ya que puede resultarles de utilidad.
El viaje de ida lo realicé un día viernes, por la tarde y transcurrió sin ningún sobresalto. Encontré la ruta con un flujo de autos llevadero. También fue una alegría encontrar gran parte de la interbalnearia finalmente habilitada con dos manos de ida y dos de vuelta. Esto sumado a las 4 manos de la ruta 2 (hasta Dolores) hacen mucho más seguro el viaje. El único tramo feo es el de la 63 (entre Dolores y esquina de Crotto), que tiene partes con algunos baches, un cruce de vía (increíblemente para el siglo XXI y una ruta con tanto flujo vehicular) y velocidades máximas absurdamente bajas. Algún día tomar una ruta en Argentina permitirá de origen a destino tener una velocidad máxima única. Lo de hoy es un chiste, un modo de recaudar plata con foto multas.
Me crucé con pocos controles policiales (muchos patrulleros estacionados sin nadie en su interior) y nadie me pidió el “permiso” que emite el gobierno nacional. Y lo pongo entre comillas porque aún no salgo del asombro con los políticos se arrogan roles que no les corresponden. Ahora resulta que hay que pedirle permiso a un burócrata para moverse libremente por el país. Como si ellos pudiesen decirnos si “nos otorgan” o no tal permiso. Eso viola la Constitución, pero esa es otra historia. Son pichones de Mussolini del subdesarrollo.
Mar de Ajó 2021
Encontré Mar de Ajó con gente, pero sin multitudes, lo que lo hizo mucho más agradable. Tanto en la playa como en el centro. Como siempre la mayor concentración se da en Irigoyen entre Libertador San Martín y José Marano.
Una novedad fue la creación de bicisendas, lo que me parece una gran idea. Ya sabemos que los políticos argentinos no son muy avispados (salvo que vean el negocio, claro), esta no es la excepción. Ponen bicisendas en una ciudad turística (recibe mucha gente que no vive allí en forma permanente) pero no ponen un sistema de uso temporal bicicletas (), con estaciones cada x cuadras. La consecuencia es que el uso de las mismas es casi nulo. Vi muy poca gente andando en bicicleta. Sería una buena idea armar un sistema de bicicletas (puede ser privado, como en Santiago, Salvador de Bahía o Buenos Aires) y generar un corredor que incluya a todo el Partido de la Costa.
Noche a noche encontré varios restaurantes con muy poca gente. Solo en “El Viejo Molino” (Melón Gil esquina Avellaneda) tuve que esperar dos veces para entrar, con algo de gente en la puerta y una demora de unos 20 minutos para ingresar. Otro lugar con mucha concurrencia y que me gusta fue “La Costera” (Jorge Newbery esquina Avellaneda). Ambos agradables, con buena atención y precios razonables. Luego, en general, varios comercios cerrados. Evidentemente la cuarentena les pegó a muchos.
Me llamó la atención ver los balnearios prácticamente vacíos. Podrán ver en las fotos algunas de balnearios vacíos, corresponden al mediodía del sábado 16 de enero. Es increíble verlos tan vacíos para un mes de temporada alta.
Como todos los años hice varias caminatas hasta San Bernardo y Costa Azul, una de mis actividades favoritas en la Costa. La playa con mucho viento (como siempre) y la playa de San Bernardo mucho más pequeña que la de Mar de Ajó. El muelle siempre con bastante afluencia y al lado del muelle los pescadores que venden su pescado fresco.
En definitiva, este año me resultó mucho más agradable la estadía en Mar de Ajó, los espacios públicos son mucho más cómodos con la cantidad de gente reducida (sin estar desierto) respecto a otros años.